Se llamaban Juan y María, siempre ayudaban a todo el mundo, pero eran huérfanos y siempre pensaban en tener una familia real, pero no pudo ser. Sus padres putativos eran brujos mas ellos no lo sabían.
Ellos creían que eran muy buenos pero...
Los trols eran todos malos, no había ni uno bueno. Siempre destruían todo y todo el rato discutían entre sí. Una vez fue un gnomo al bosque a dar un paseo, pero le cogieron y lo atraparon, lo metieron en sus cuevas y él pedía socorro. Los hermanos, fueron al mismo bosque, lo oyeron y lo salvaron. Juan preguntó:
-¿ Un gnomo? ¡Pero si existen!
María le contestó:
-¡Hemos tenido suerte con encontrarnos con uno de ellos!
Y el gnomo dijo:
-¡Calmaros. Sí, habéis tenido suerte en encontraros a uno, ja, ja, ja! ¡Pero salgamos de este lugar que me está dando mala espina! ¡ Corred!
Llegaron a casa de Juan y María, y Juan presentó al gnomo, dijo:
-¡Papá, te presento a nuestro amigo el gnomo!
Y el padre contestó:
-¡Ah, muy bien hijo! Pero, ¿qué vamos a hacer con él?
El padre pensó y dijo:
¡Mmm, ya sé! Nos lo quedamos, pero con la condición de que sea nuestro criado.
Juan dijo:
¡¿Ehh!? ¡Cómo se puede ser tan grosero!
Y a esto le dijo el padre:
-¡Pero qué te has creído! ¿Qué los gnomos son para jugar?
Juan y María contestaron :
Gnomo, vamos a salir de aquí. ¿Vale?
Y salieron de su casa a llevar al gnomo a la suya, pero tuvieron que pasar el bosque de los trols y los humano, y lo tuvieron que pasar.
Fueron al mundo de gnomos pero, los otros gnomos se creían que Juan y María malos, y cuando el gnomo vio la reacción de sus paisanos dijo:
¡Tranquilo, son los únicos humanos buenos!
Y desde entonces, María y Juan vivieron ahí para siempre. Vivieron felices y comieron perdices.
FIN
